La autoridad incluye dominio propio: una reflexión sobre 2 Pedro 1:16

Por: Ing. Igor García

Misionólogo/Exhortador


¡Hola! Hoy quiero hablarles sobre un tema muy interesante y relevante en nuestras vidas: la autoridad y el dominio propio. Seguro que en más de una ocasión hemos escuchado estas palabras, pero ¿qué significan realmente? ¿Cómo podemos aplicarlas en nuestro día a día? Vamos a explorar juntos esta temática basándonos en un pasaje bíblico muy importante: 2 Pedro 1:16.


La autoridad es un concepto que a menudo asociamos con figuras de poder, como líderes políticos, jefes o personas influyentes. Sin embargo, la autoridad también puede ser ejercida por cada uno de nosotros en diferentes aspectos de nuestra vida. No se trata solo de tener poder sobre los demás, sino de tener el control y la responsabilidad sobre nuestras propias acciones y decisiones.


El dominio propio, por otro lado, es la capacidad de controlar nuestros impulsos y emociones. Es la habilidad de pensar antes de actuar, de resistir las tentaciones y de tomar decisiones conscientes y racionales. El dominio propio implica autocontrol y autodisciplina, dos cualidades fundamentales para alcanzar nuestros objetivos y vivir una vida plena y equilibrada.


En 2 Pedro 1:16, el apóstol Pedro nos habla sobre la autoridad que le fue dada al testificar la transfiguración de Jesús. Él afirma que no siguió fábulas ingeniosamente inventadas, sino que fue testigo ocular de la majestuosidad de Cristo. Pedro entendió que su autoridad no provenía de sí mismo, sino de su relación con Dios y su experiencia personal con Jesús.


Ten cuidado de ti mismo


1 de Timoteo 4:6, Pablo claramente demuestra que el hombre de Dios no sólo debe ser un fiel expositor y predicador de las escrituras. Sino que el mismo tiene que analizar su vida espiritual y debe cuidarse de si mismo.


En primer lugar, la palabra griega que Pablo utiliza al decir “ten cuidado” (ἔπεχε – epechō) transmite la idea de prestar atención u observar algo con mucho cuidado. En otras palabras, Pablo quiere que Timoteo continúe observando con detenimiento y cuidado su propia vida y carácter. Esto implica que el pastor/líder de la iglesia debe analizar precavidamente su caminar con Cristo.


En segundo lugar, Pablo no le está dando una opción a Timoteo, ni mucho menos una sugerencia. Sino que da un mandato directo para que Timoteo continuara practicando algo que ya estaba haciendo. En pocas palabras, Pablo sabía con certeza que Timoteo estaba viviendo piadosamente y el sabía de su fe en Jesucristo (1 Tim. 4:14; Hechos 16:1-3). Sin embargo, a pesar de esto, Pablo deseaba que Timoteo (y todo pastor) continuara perseverando en la fe y prestando atención a su carácter.


En tercer lugar, Pablo no sólo manda a que Timoteo prestara atención a su propia vida, sino también a la sana doctrina. La palabra que Pablo utiliza al decir “sana doctrina” (διδασκαλίᾳ – didaskalia) es un tanto genérica. Literalmente Pablo dice “enseñanza” o “instrucción.” Sin embargo, es evidente que en el contexto de las epístolas pastorales, Pablo utiliza esta palabra en referencia a la sana doctrina, las instrucciones, las enseñanzas de Cristo y la verdad del consejo de Dios.

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No escuchas la voz de Dios? Simplemente léela y medítala de día y de noche, en la unidad del espíritu y el modelo quíntuple. Efesios 4:11-13.


Que la multiforme gracia de Dios te continúe acompañando.

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