Lo perdido es hallado. Tú eres importante para Dios.


Por: Ing. Igor García.

Misionólogo/Exhortador


El pasaje bíblico de Lucas 15:4-7, habla acerca de una parábola que Jesús contó a sus discípulos. En esta historia, un pastor tenía cien ovejas, pero una de ellas se perdió. El pastor entonces deja las noventa y nueve ovejas en el campo y va en busca de la que se perdió. 


Después de mucho buscar, el pastor finalmente encuentra la oveja perdida y regresa con ella a su rebaño. Al encontrarla, llama a sus amigos y vecinos y les dice que se alegren con él, porque había encontrado la oveja que se había perdido.


Esta parábola de Jesús nos enseña que Dios se preocupa por cada uno de nosotros, así como el pastor se preocupaba por cada una de sus ovejas. Cuando nos alejamos de Dios, Él no nos abandona, sino que nos busca y nos llama para que regresemos a Él. 


Además, nos muestra la importancia de la alegría y la celebración cuando algo que estaba perdido es encontrado.

En resumen, la parábola de Lucas 15:4-7 nos enseña acerca del amor y la preocupación que Dios tiene por cada uno de nosotros, así como la importancia de la alegría y la celebración cuando algo que estaba perdido es encontrado.


Jesús expresa de una forma bien hermosa los sentimientos de Dios por la salvación y restauración. Mediante tres parábolas con un argumento similar la de la oveja perdida, la de la moneda perdida y la del hijo perdido. Los fariseos y legistas criticaban a Jesús porque no solo comía con pecadores, sino que además los recibía.


Con frecuencia los pastores (de Ovejas en la época de Jesús) eran considerados ladrones, pues llevaban sus ovejas a pastar en tierras ajenas. No se les permitía dar testimonio en juicios. En esencia, tenían el mismo estatus que los odiados recaudadores de tributos. 


La primera frase de Jesús ya es de por sí una provocación, pues está pidiendo a los dirigentes religiosos que se imaginen a sí mismos como pastores.


El pastor considera importante la oveja perdida, a pesar de no ser más que una entre cien. Se perdió y había que encontrarla; y cuando la encuentra, el pastor se regocija. Pero la parábola no termina ahí. «Y al llegar a casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido”»


La expresión que se emplea en el texto griego para decir «reúne a sus amigos y vecinos» se usa a veces para referirse a una invitación a un banquete. ¡El hallazgo y la recuperación de lo que estaba perdido es causa de alegría!


Jesús termina la parábola con estas palabras: «Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento». Jesús declara enfáticamente que Dios se alegra sobremanera cada vez que una persona accede a la salvación. «Más gozo en el cielo» puede entenderse en el sentido de que «Dios se alegra enormemente» cuando un pecador se arrepiente.


Dios con frecuencia se vale de nosotros para buscar a los perdidos. Una de nuestras misiones como cristianos es comunicar el evangelio a los necesitados. ¿Prestamos atención para reconocer a las personas a las que Él nos quiere conducir? Y cuando nos vemos frente a alguien que precisa el amor y la verdad de Dios, ¿actuamos oportunamente para testificarle y transmitirle el mensaje divino?


¿Estamos dispuestos a ser atrayentes, a manifestar a todos el amor de Dios, inclusive a los oprimidos, a los tipos rudos, a los que en el mundo de hoy son rechazados y despreciados? ¿Estamos dispuestos a tener trato con los perdidos con el fin de que conozcan el amor incondicional de Dios y Su salvación?


Emulemos todos la manera de ser y la personalidad de Dios al relacionarnos con personas que necesitan Su amor y salvación.

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No escuchas la voz de Dios? Simplemente léela y medítala de día y de noche, en la unidad del espíritu y el modelo quíntuple. *Efesios 4:11-13*


Que la multiforme gracia de Dios te continúe acompañando.

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